No sabría muy bien deciros dónde me vino la inspiración, la verdad. Un día de estos rebuscando en la red, encontré en el menú del restaurante La Mar de Tapas de Gijón, (lugar, que por cierto, tengo pendiente visitar) el toffee de Cabrales. Me llamó tanto la atención que busqué la forma de hacer una salsa de toffee salada, y así, sin pensar se me ocurrió meter un queso Cabrales y un bacalao cocinado con la técnica del confitado, que por cierto, nunca había experimentado tampoco. ¡Y esto fue lo que salió!
¡Recetón tope gama! Si tenéis problemas para conseguir el ajo negro, lo podéis sustituir por uno normal. Yo lo compré en Lidl, éste es ecológico y me gustó mucho, tiene entre ocho y diez veces más antioxidantes que el ajo fresco. Su diferencia está en que ha sido sometido a un proceso largo de fermentación natural, sin aditivos ni conservantes. Para elaborar esta receta utilicé bacalao fresco, pero seguramente uno desalado vaya genial también. Lo que no podéis bajo ningún concepto sustituir en este plato es el queso Cabrales, ¡es la gracia de la receta!.