El Queso Casín lo podéis encontrar ya, afortunadamente en casi todos los supermercados e hipermercados de Asturias. Digo afortunadamente, porque este queso, uno de los más antiguos de España, estuvo a punto de desaparecer, pero gracias a los emprendedores queseros, hoy en día ya existen 4 queserías que lo elaboran, 3 en Caso: Quesería Redes, la pionera, El Viejo Mundo, y La Corte, y la cuarta de ellas en Piloña: Ca Llechi. Aquí os dejo un enlace a un audiovisual donde los propios queseros os cuentan qué es el Queso Casín D.O.P. Atreveros a hacer esta auténtica tarta 100% casina!!!
Hay que ser un poco original, o al menos eso debía estar pensando cuando decidí fusionar en una receta algunos de los productos más característicos del Alto Nalón. Las clásicas tartas de queso están muy bien, salen muy ricas, de hecho yo soy la primera que las pido en los restaurantes (siempre y cuando no haya en carta un postre con chocolate claro, que es mi debilidad) pero me apetecía hacer una tarta de queso un poco distinta, con más chispa, que se saliera de lo corriente, y aquí está la tarta de Queso Casín con Suspiros del Nalón y manzana una tarta a medio camino entre lo dulce y lo salado, sólo apta para los fartones más valientes. Seguramente estaréis pensando que no podéis conseguir los ingredientes. A ver...los Suspiros del Nalón se hacen en la Panadería de Campo de Caso, pero si no tenéis previsto pasaros por allí, podéis adquirir una caja en los Supermercados de El Arbol y seguramente también en otros supermercados e hipermercados. Hace muchos años que elaboran estos suspiros y son muy populares. Si no sois capaces a encontrarlos, podéis sustituirlos por otro tipo de suspiros, eso sí...no será una auténtica Tara Casi-Ná.
El Queso Casín lo podéis encontrar ya, afortunadamente en casi todos los supermercados e hipermercados de Asturias. Digo afortunadamente, porque este queso, uno de los más antiguos de España, estuvo a punto de desaparecer, pero gracias a los emprendedores queseros, hoy en día ya existen 4 queserías que lo elaboran, 3 en Caso: Quesería Redes, la pionera, El Viejo Mundo, y La Corte, y la cuarta de ellas en Piloña: Ca Llechi. Aquí os dejo un enlace a un audiovisual donde los propios queseros os cuentan qué es el Queso Casín D.O.P. Atreveros a hacer esta auténtica tarta 100% casina!!!
1 Comentario
En el mes de abril estuvimos por tierras lusas. Durante 6 días recorrimos Lisboa, Oporto, Cascais y Sintra. Un viaje en el que pudimos disfrutar de la gastronomía y aprender (un poco) sobre los vinos de Oporto. En este post nos centraremos únicamente en nuestros días en Oporto que fueron lo mejor del viaje por el encanto que tiene esta ciudad, por lo mucho que disfrutamos de la gastronomía y por los lugares tan curiosos que descubrimos. La ciudad de Oporto vive de cara al río y de frente a su municipio vecino, Vila Nova de Gaia. Como otros tantos ríos, el Duero, también hace de límite político. Famosa esta ciudad por sus dulces vinos, los vinos de Oporto, el caso es que las bodegas más populares no están en Oporto, si no en la otra orilla del río, un término que pertenece al municipio de Vila Nova de Gaia. Lo primero que nos sorprendió al llegar a Oporto (amén de los inexplicables peajes de autopista) fue el caos circulatorio de esta ciudad, a lo que hay que sumar los inesperados tranvías. Toda una odisea llegar al hotel (Hotel Moov, en plena Plaça da Batalha) de forma civilizada, respetando los límites de velocidad y la señales de tráfico... Además de cafés y bodegas centenarias, en Oporto se puede comer "a fartar". Nuestra experiencia en esta ciudad fue bastante buena. Sin planificar mucho ni tirar de TripAdvisor, pudimos encontrar sitios muy chulos en lo que comimos y bebimos muy bien. Aquí os dejamos la reseña de nuestros favoritos: Cantina 32 En plena Rua das Flores. www.cantina32.com Para cenar o comer de forma informal. Es un restaurante con un estética muy peculiar en el que no debe importante compartir mesa larguera con otras personas. Nuestra elección: Croquetas con salsa de miel y mostaza, champiñón Portobello con queso de cabra caramelizado y compota de piquillos y ensalada de lechuga iceberg con salmón ahumado, naranja, sésamo e hinojo. El vino, un tinto Avidagos Lote 138 D.O. Douro muy suave y rico. De aperitivo una mantequilla de plátano que me recordó a la Natacha de toda la vida y unas olivas. Y de postre una cheesecake de plátano de lo más original (la maceta de foto). Recomendable y buen precio. Restaurante Traça También en plena Rua das Flores, cerca ya de la ribera del Duero. Traça es un restaurante más formal para cenar o comer a la carta. No teníamos mucha hambre (cosa rara), así que pedimos un plato para cada uno: lomo de jabalí con queso de cabra y foie sobre compota de frutos rojos y crema de manzana con patatas paja; y hojaldre de dorada con verduritas en salsa de erizo de mar. Ambos platos eran de escándalo y no sabría decir cuál de los dos estaba mejor. De postre una tarta de dos chocolates, que con la emoción no nos dio tiempo ni a fotografiar (estaba deliciosa). De aperitivo una mantequilla salada muy buena. Para beber un vino verde muy fresco. Una cocina elaborada y con una presentación diferente y un servicio muy profesional. Advierto que las fotos no hacen nada, pero nada de justicia ;) Sardinas y francesinhas No, esto no es un restaurante. Las sardinas a la plancha son un plato que puedes encontrar en muchos restaurantes de Portugal. Vimos a tanta gente comiendo las sardinas a la plancha que aunque no estaba entre nuestros objetivos gastronómicos, al final nos decidimos y las probamos. Estaban muy ricas y nos quedamos con ganas de repetir. Pero lo más popular de la gastronomía de Oporto, no son las sardinas, son las francesinhas . Las francesinhas las puedes encontrar en cualquier rincón de Oporto, todos los bares, cafeterías, etc, presumen de tener la mejor francesinha de Oporto, que no es más que un gran sandwich con rellenos bastante variados y contundentes (nuestra francesinha llevaba salchicha fresca, chorizo, filete, jamón york y huevo frito), que va recubierto de queso fundido y acompañado de patatas fritas con salsa especial de la casa que cada cocinero elabora con su toque especial. Las podéis encontrar con gran variedad de rellenos: vegetales, de pollo, de pescado, etc. Estaba rica, no es una gran elaboración,y como todo, depende de la calidad de los ingredientes que utilices. Hay que probarlas. Mercado de Bolhao Cerca de la comercial Vía Formosa, está el mercado más auténtico de Oporto, el mercado del Bolhao, en uno de los edificios vivos más decadentes de la ciudad. A pesar del aspecto casi insalubre que impera en este mercado, el Bolhao es una visita que recomendamos. Un lugar en el que la imagen de dejadez absoluta se muestra en cada esquina. Aquí se pueden ver puestos fundamentalmente alimentos, frutas, verduras, hortalizas, etc, atendidos por vendedoras ancianas, pero también hay puestos de pescado, donde nunca se te ocurriría comprar, o tiendas de gallinas vivas, en las que también es posible que se sacrifiquen al momento allí mismo, si prefieres ahorrarte trabajo. El mercado del Bolhao es un lugar tan curioso que se convierte en visita imprescindible. Antes de visitar el Bolhao, podéis coger fuerzas en la cafetería del mercado. Un buen desayuno a base de zumo de naranja recién exprimido, café con leche y uno de esos cruasanes portugueses que están de muerte. Dos desayunos por 5 euros. Bodegas Ramos Pintos Curioso como os decíamos antes, es que las bodegas más famosas de Oporto (Ramos Pinto, Sandeman, Ferreira, Porto Calem, ...) no están en Oporto, si no, en Vila Nova de Gaia, justo en la otra parte del río, cruzando uno de los puentes más fotografiados, el Puente Luis I. Aquí visitamos la Bodega Ramos Pinto fundada en 1880 por Adriano Ramos Pinto, un empresario al que yo denomino "un raro de la época" por algo tan simple como "diferenciarse de los demás". En la visita guiada, en un edificio espectacular, por sólo 6 euros se pueden visitar las oficinas originales donde se atendían los pedidos, que se mantienen intactas, con las etiquetas de las botellas antiguas, carteles publicitarios arriesgados y objetos de regalo de la época para los clientes, la oficina del fundador donde atendía a los mejores clientes y las bodegas donde envejecen los vinos vintage. Con un corto video que proyectan al final de la bodega puedes ponerte al día sobre todo lo que concierne a los vinos de Oporto (clases de uvas, tipos de vinos, proceso de elaboración, etc), y con las impresionantes imágenes de sus viñedos te quedas con las ganas de visitarlos y seguir conociendo esta interesante cultura. Esta visita termina, como no podía ser de otra manera, con una cata de dos vinos de la bodega: ruby y white. Sacrilegio turistear por Oporto y no visitar una bodega. Café Majestic
Indispensable la visita al Café Majestic. Un café con historia. En la comercial calle de Santa Catarina. Paredes de madera tallada y espejos, bancos y sillas de piel, madera y mármol recuerdan los cafés con más estilo. No os emocionéis pidiendo, un lugar así hay que pagarlo, para muestra un botón: café sólo, 3 euros. A pesar del precio no puedes dejar de visitarlo. No sabría muy bien deciros dónde me vino la inspiración, la verdad. Un día de estos rebuscando en la red, encontré en el menú del restaurante La Mar de Tapas de Gijón, (lugar, que por cierto, tengo pendiente visitar) el toffee de Cabrales. Me llamó tanto la atención que busqué la forma de hacer una salsa de toffee salada, y así, sin pensar se me ocurrió meter un queso Cabrales y un bacalao cocinado con la técnica del confitado, que por cierto, nunca había experimentado tampoco. ¡Y esto fue lo que salió! ¡Recetón tope gama! Si tenéis problemas para conseguir el ajo negro, lo podéis sustituir por uno normal. Yo lo compré en Lidl, éste es ecológico y me gustó mucho, tiene entre ocho y diez veces más antioxidantes que el ajo fresco. Su diferencia está en que ha sido sometido a un proceso largo de fermentación natural, sin aditivos ni conservantes. Para elaborar esta receta utilicé bacalao fresco, pero seguramente uno desalado vaya genial también. Lo que no podéis bajo ningún concepto sustituir en este plato es el queso Cabrales, ¡es la gracia de la receta!.
El bizcochón de maíz y chocolate está basado en una receta original de un libro de cocina de 1952 "Aprenda usted cocina selecta" de Carmen Granda Cabal. Un libro de recetas que fue un regalo muy especial que me hizo el diseñador gráfico porque era de su madre. La receta original tiene de especial que no lleva ningún tipo de levadura, sólo las claras a punto de nieve, la harina y el azúcar. Yo la modifiqué (como casi siempre) un poco cambiando la harina de trigo por harina de maíz, añadiendo un poco de ralladura de naranja y poniendo una cobertura de chocolate negro. Si queréis una cobertura de chocolate más brillante podéis poner un poco de mantequilla en el chocolate y lograréis una cobertura con una pinta demencial. Aunque, como veis, yo no se la he puesto y la pinta no está nada mal tampoco ¿O no?
Hace unos días comiendo con mi madre y mi hermana en El Secreto a Voces (Ruta de los Vinos, Oviedo), un lugar en el que puedes comer el mejor menú del día y el más diferente de toda la ciudad, probé una panna cotta que estaba perfecta de sabor y de textura. Desde ese día me quedé con la gana de hacer la prueba en casa de este postre italiano, así que aprovechando que tenía la despensa llena de chocolate belga traído directamente desde Bruselas por el director creativo, ideé esta panacota de chocolate blanco con caramelo de naranja que está de chuparse los dedos. Es un postre muy fácil de hacer y que además podéis tener preparado en la nevera para una ocasión especial. Además es muy económico. El caramelo lo podéis hacer con el sabor que queráis añadiendo simplemente un chorro del zumo de vuestra fruta preferida.
Una receta hondureña 100%. El pan de coco lo elaboran los garífunas, una etnia descendiente de africanos esclavos que desembarcaron en la costa de Honduras. Su bebida más popular es el guifiti, un licor que elaboran con hierbas y que ellos dicen que es "para la debilidad" y del que os hablaré en otro post. Son una etnia muy particular que tuve la suerte de conocer en un viaje a Honduras, en el que pude comprar el famoso pan de coco en una de sus pulperías que no son más que pequeñas tiendas que hay en los caminos donde puedesn comprar casi de todo. La leche de coco esta muy buena. La podéis encontrar fácilmente en grandes hipermercados, en la sección de comida internacional. Vienen en latas. Para esta receteta no hace falta que uséis la lata entera, por lo que el resto que os sobre os puede servir para tomar con fruta, o hacer un pollo al curry que también está de muerte.
¡Qué hambre debía tener la primera persona que decidió comer un oriciu (como decimos en Asturias) o erizo de mar!. Es lo primero que pienso cada vez que pruebo uno de ellos. Pero, aunque no son muy apetitosos a la vista, tienen un sabor inigualable. ¡Qué feos son, pero qué buenos están! Nos encanta la merluza fresca de todas las maneras, en salsa verde, a la plancha, en fritos...umm, y con los precios tan buenos que trae últimamente, no podíamos dejar de utilizar esta reina del mar cantábrico en una de nuestras recetas. - Una merluza fresca en dos lomos. - Setas. - Dos cebolletas. - Medio kilo de oricios frescos (erizos de mar). - Dos huevos. - Leche evaporada. - Vino blanco. - Aceite de oliva virgen extra. - Sal. Comenzamos la receta preparando el relleno de la merluza. Para ello utilizamos dos cebolletas o cebollas dulces. Las picamos muy finas con el robot y las ponemos a pochar en aceite de oliva virgen extra. Mientras se pocha suavemente la cebolla, salamos los lomos de merluza y picamos las setas en pequeñas tiras. Añadimos las setas a la cebolla cuando esta esté tierna y doramos todo junto hasta que se hagan las setas. Ya tenemos listo el relleno de la merluza. Ponemos le horno a calentar a aproximadamente 180 grados. Engrasamos un poco la fuente de horno y colocamos uno de los lomos de merluza. Añadimos una buena cantidad del relleno de setas y cebollas. Metemos en el horno durante unos 45 minutos aproximadamente. El tiempo debéis de calcularlo en función del tamaño de la merluza y de vuestro horno. Ponemos encima el otro lomo de merluza y los bañamos con un buen chorro de aceite de oliva y con medio vaso de vino blanco. Metemos en el horno durante unos 45 minutos aproximadamente. El tiempo debéis de calcularlo en función del tamaño de la merluza y de vuestro horno. Es importante que vayáis regando la merluza con los jugos que suelta, para que quede bien jugosa. Mientras se hornea la merluza, podemos ir preparando la muselina de oricios. La muselina no es más que una salsa hecha con yema de huevo y nata al baño maría. Nosotros, en este caso decidimos hacerla con leche evaporada que es un poco más ligera que la nata de cocina. Primero tenemos que abrir con cuidado los oricios y extraer la carne naranja. Este paso es el más laborioso de la receta. Sacar la carne de los oricios puede resultar un poco tedioso, pero os aseguro que no cuando probéis el plato pensareis que mereció la pena. Eso sí, tened en cuenta que "el nivel de engochizamiento" de la cocina es elevado. Os Podéis pasar tranquilamente un par de días barriendo espinas de los oricios. Para hacer la muselina necesitamos dos yemas de huevo que pasaremos a un recipiente para, como ya comentamos, cocinar a fuego lento al baño maría. Incorporamos la leche evaporada y la carne de los oricios. Y cocinamos la salsa al baño maría a fuego suave y sin dejar de remover con el batidor de mano hasta que tome consistencia. El emplatado es bien sencillo. Colocamos un trozo de los lomos de merluza rellenos, bañamos con la salsa del horneado y colocamos una cucharada generosa de la salsa muselina caliente por encima. Espolvoreamos con un poco de perejil picado y listo. Los oricios no nos gustan...¡nos chiflan! Y acompañados de unos culetinos de sidra ya ni os cuento, así que teníamos que probar esta combinación. Si sois un poco rehaceos a este marisco, os recomiendo que probéis igualmente la receta. (Una confidencia: a nuestro director creativo no le van los oricios, pero rebañó el plato a base de bien. :P)
Si os da un poco de pereza poner os a sacar la carne de los oricios, también las podéis comprar en conserva en establecimientos gourmet y ahorraréis tiempo, escoba y balleta. No ponemos ningún acompañamiento a esta de merluza rellena de setas con muselina de oricios porque es un plato con mucho carácter que sinceramente no necesita nada más. Probadlo y nos lo diréis. El jabalí vino a nosotros, jeje, nunca mejor dicho, y no lo digo porque nos embistiera el coche, que por otra parte no sería la primera vez... lo digo, porque nunca pensé en cocinar un plato de esta carne hasta hace poco menos de un mes, cuando me "regalaron"dos kilos de carne de este animal, más que suficiente para preparar comida para cuatro personas. La receta me la pasó mi madre de su libro de cocina de cabecera, de la gran cocinera Mª Luisa, pero añadí algún ingrediente extra para personalizar el plato. - 2 kg de carne de jabalí - 1 y 1/2 de pimiento rojo y 1 pimiento verde - 3 cebollas asturianas - 3 dientes de ajo - 3 zanahorias - Un chorro generoso de coñac - Media pastilla de caldo de carne - Aceite de oliva - 2 hojas de laurel - 3 cucharas de carne de pimiento choricero - Sal, pimienta negra y perejil fresco Lavamos y picamos en juliana las verduras (pimiento rojo, pimiento verde, ajo, cebolla, zanahoria y el perejil). Las 3/4 partes de esta verdura la utilizaremos para le guiso. El resto será para adobar la carne de jabalí. Salpimentamos los trozos de jabalí y los adobamos bien con media taza de aceite de oliva y 1/4 parte de las verduras que previamente hemos picado y las hojas de laurel. Lo revolvemos todo bien en una fuente. Tapamos y metemos en la nevera como mínimo 10 horas. Ponemos aceite en una sartén y cuando esté bien caliente, ponemos los trozos de carne y los doramos a fuego fuerte. Los vamos sacando y poniendo en una olla donde cocinaremos el guiso a fuego lento. Procuraremos no poner demasiados para que salga bien jugoso. A continuación pochamos el resto de las verduras. Para ello utilizaremos el mismo aceite donde hemos freído los trozos de la carne de jabalí. Este aceite tiene los jugos que ha soltado la carne y es excelente para pochar las verduras. De esta forma no perderemos ni una pizca del sabor y el aroma de la carne de jabalí. Las verduras las pocharemos con el fuego bajo y cuando estén listas las añadiremos a la carne. Ahora toca guisar el jabalí. Después de añadir todas las verduras y el aceite de la fritura, añadimos un chorro generoso de coñac, media taza de agua, media pastilla de caldo de carne, tres cucharadas de carne de pimiento choricero y si os gusta que el plato esté un pelín alegre también podéis picar una guindilla finamente y añadirla al guiso. A nosotros nos encanta ese puntín picante. Tapamos y a guisar a fuego lento hasta que la carne esté tierna. El tiempo de cocción dependerá del animal. En este caso pusimos el fuego al mínimo durante dos horas y media. Pronto empezará el olor a guiso a escaparse por las rendijas de la puerta impregnando la casa, pero así huelen las casas donde se cocina. Este tipo de guiso da mucho juego a la hora de emplatar. El jabalí admite muchas clases de acompañamiento. Lo podéis tomar con un puré de patata casero, con una ensalada, con unas patatinas asadas o simplemente fritas en la sartén. Nosotros lo acompañamos con unas patatas paja cortadas a cuchillo y fritas en sartén (nada de freidoras) con aceite de oliva virgen extra. Decoramos con un poco de perejil y listo para servir. La verdad es que no tenía mucha fe en ese plato, más que nada por lo poco "comestible" que parece la carne de este animal antes cocinarla, pero el resultado no pudo ser mejor...Sin duda repetiremos si conseguimos hacernos con otra pieza! ;P
Si lográis haceros con una buena carne de jabalí meterla en el congelador un tiempo para que la carne esté más tierna. Y si os pasáis con el aceite en el guiso y desgrasáis un poco, ni se os ocurra tirar esa grasa, que tiene todos los jugos del guiso de jabalí y es un excelente aceite para hacer por ejemplo unes fabes con setes. Prometo poneros la receta en el blog. :) El sábado estuvimos por el occidente asturiano y casi por casualidad y en el último momento decidimos ir a cenar al restaurante Palermo en Tapia de Casariego. Un restaurante con solera de la costa occidental en el que nunca había estado. Fue una grata sorpresa, la verdad, porque los platos que probamos además de tener buena materia prima y estar buenísimos, eran muy originales. Por la noche, tienen una carta de tapas muy bien elaboradas, con unos precios excelentes, que van desde los 8 hasta los 18 euros. Echamos un ojo y no nos pudimos resistir al ragout de bogavante, y para empezar elegimos unos chipirones frescos encebollados y una barca de fritos. ¡Toma ya! ¡Que si quedamos con fame nos ponemos de mala hostia! La bodega, aunque no muy extensa, más que suficiente, con buenas referencias y precios muy contenidos. Nos decantamos por un albariño (no recuerdo el nombre de la bodega) muy suave y muy rico por sólo 12 euros la botella. Cuesta ver estos precios tan asequibles en las cartas, nunca pude entender cómo se pueden cobrar precios tan altos por botellas de vino en restaurantes cuando el único trabajo que llevan es descorcharlas. Hasta aquí todo normal. Un servicio muy profesional.
Pues así fue nuestra experiencia gastronómica en el restaurante Palermo en Tapia de Casariego.
Como os decimos, altamente recomendable. Muy buena calidad, muy original, muy profesionales y muy buenos precios. Los postres 4,50, la barca de fritos 12 euros y el ragout de bogavante 18. La relación calidad precio sencillamente inmejorable. Si queréis sorprender a alguien y de paso dar una vuelta por Tapia, no lo dudéis, Palermo no falla. Aquí tenéis la página web, pero no tengáis en cuenta la carta porque no está actualizada. http://www.restaurantepalermo.com El Bonito del Norte se puede preparar de tantas maneras que daría para un montón de entradas en el blog. Normalmente no cocino bonito, de eso ya se encarga mi madre que lo hace al horno y con salsa de tomate casera espectacularmente y sinceramente, no lo voy ni tan siquiera a igualar, así que ni me molesto. Pero esta vez he querido probar una formar nueva de cocinarlo y he hecho un escabeche según la receta que me lleve de uno de los talleres de cocina de Alimerka. - Una rodaja gorda de Bonito del Norte fresco. - Una cebolla. - Medio pimiento rojo. - Medio pimiento verde. - Unas ramas de cebollino. - Un cuarto de vaso de aceite de oliva virgen extra. - Medio vaso de vinagre de jerez o de sidra. -Sal y pimienta recién molida. Comenzamos la receta picando en trozos cuadrados el bonito. Para ello, retiramos la espina central y la piel y lo troceamos. En el wok, ponemos un chorro de aceite de oliva y cuando esté caliente añadimos el bonito en trozos que previamente habremos salpimentado. Lo doramos y lo sacamos a un plato Cortamos en juliana los pimientos y la cebolla y lo ponemos a pochar en el wok, en el mismo aceite en el que previamente hemos frito el bonito. Cuando esté dorado lo ponemos en una fuente junto con los trozos de bonito y añadimos el aceite, el vinagre y las ramas de cebollino. Mezclamos bien, lo ponemos en un táper y a la nevera unas horas. Haz clic aquí para modificar. Lo podéis servir con una base de mezcla de lechugas, así sin más, está muy rico. No necesita más aliño, ya que todo el sabor lo aportará el bonito en escabeche Receta muy sencilla y muy práctica para el verano. Lo podemos preparar con antelación y dejar en la nevera porque aguanta bastante tiempo.
Olvidaros de hacer esta receta con atún o similar. Emplear únicamente bonito del norte y por supuesto fresco, nada de congelados. ¡A disfrutar! Esta tarta va muy en consonancia con la actualidad. Cuando descargamos las fotos de la cámara al ordenador, se nos hizo tan evidente que no pudimos ponerle otro nombre. ¡Os prometo que no fue a posta!. La receta base la tomamos del libro "Cuarenta Quesos, Cuarenta Platos" de Lluis Nel Estrada, aunque como no puede ser de otra manera, lleva el toque especial de Chez Lu. El Queso Afuega´l Pitu fresco se puede sustituir por uno menos tierno. Incluso hemos probado con el Afuega´l Pitu roxu (el que lleva pimentón) y también sale con muy buen sabor. - Un queso de Afuega´l Pitu fresco. - 6 cucharadas de azúcar. - 400 mililitros de nata (2 briks pequeños). - Dos huevos. - Mermelada de fresas de Candamo casera. - Arándanos para decorar. - Para la mermelada: fresas de Candamo, azúcar y un poco de zumo de naranja. Comenzamos batiendo suavemente los huevos en una fuente. Cuando estén bien mezclados, incorporamos la nata y seguimos ligando poco a poco. Añadimos las cucharadas de azúcar, cuyo número irá en función de lo "llambión" que sea cada uno. En Chez Lu, como somos más de "salados", con seis cucharadas tenemos suficiente. Sacamos el queso de la nevera, lo vamos cortando en pequeños trozos y poniendo junto con la mezcla anterior. Batimos muy bien con la batidora hasta que quede una crema espesa. Si vemos que queda muy pastosa, podemos añadir un poco de leche. En esta ocasión optamos por un queso fresco de Afuega´l Pitu de la Quesería Ca Sanchu, de Ambás, en Grao. Muy rico, muy económico y elaborado por muy buena gente: si pasáis por la quesería -que está en el pueblín de Ambás- tanto Filomena, como Sanchu y su hija Marta os tratarán como si fueseis "de casa". Engrasamos un poco el molde, vertemos la crema y horneamos a 200 grados durante aproximadamente media hora. Hay que asegurarse de que se hace por dentro, metiendo un cuchillo y comprobando que la hoja sale limpia. Es importante que el molde sea desmontable. Esto nos facilitará mucho la tarea de emplatado. Cuando esté lista, la sacamos del molde y la ponemos en una fuente para tartas y la pasamos a enfriar en la nevera durante tres horas. La sacamos y ponemos la mermelada casera de fresas de Candamo por encima. Hacer mermelada casera es muy fácil, sólo lleva fruta, azúcar, zumo de naranja y ... a cocer. Colocamos una fresa entera en el centro y varios arándanos alrededor. Toca emplatar. Para dar el toque de color necesario y que la tarta haga honor a su nombre, adornamos con unos arándanos frescos (asturianos, por supuesto). Si no os sentís republicanos, no dejéis de probarla. Podéis poner mermelada de otros sabores, o elegir otros adornos para la parte superior. No será una auténtica tarta republicana, pero no os perderéis el placer que supone disfrutar de este postre ;)
¿Quien no ha hecho un solomillo a la plancha? Basta con un poco de sal y pimienta al gusto si tenemos una buena pieza de solomillo de ternera asturiana, pero esta vez quisimos ir un poco más allá y sin complicarnos mucho ni emporcar en exceso la cocina preparamos una versión muy sabrosa del solomillo de ternera al Pedro Ximénez con guarnición de setas y nueces. Para 2 personas: - Dos solomillos de ternera asturiana IGP Ternera Asturiana. - Una bandeja de champiñones de la variedad portobello. - Una bandeja de setas shii take, pleorotus ostreatus y setas de cardo. - Una copa de vino dulce Pedro Ximenez, Denominación de Origen Montilla-Morilés. - Una cebolla dulce. - Un puñado de nueces. - Azúcar. - Aceite de oliva virgen extra. - Sal en escamas y pimienta recién molida. Para hacer la reducción de Pedro Ximénez hay que poner en un cazo la copa de vino junto con dos cucharadas de azúcar y dejar reducir a fuego medio-bajo, sin dejar de remover, sobre todo al principio, para que el azúcar no se pegue al fondo del cazo. Probamos la reducción y si es necesario ponemos más azúcar, eso depende de lo llambiones que seáis. Lo dejamos enfriar para que espese un poco más Cortamos la cebolla en tiras y la pochamos con aceite de oliva en el wok hasta que quede transparente. Entonces, ponemos la setas (cortadas en tiras si son muy grandes y enteras si son pequeñinas) que previamente habremos limpiado un poco con papel de cocina (nunca con agua) para eliminar los restos de tierra o arena. Limpiamos los champiñones con agua, los escurrimos y les quitamos el tallo. Los cortamos en rodajas y los salteamos con las setas y la cebolla dulce. Añadimos sal y pimienta recién molida. Dejamos que se cocine todo bien y en el momento final, añadimos las nueces picadas. Ya tenemos la guarnición y la salsa listas!! :) Ponemos la plancha o la sartén a fuego fuerte, y añadimos un chorro de aceite de oliva. Cuando esté muy muy caliente ponemos los solomillos. A nosotros nos gustan poco hechos, o sea, una capa exterior muy fina bien dorada y sin hacer por dentro para saborear bien la ternera (Dios... sólo de pensarlo ya estoy salibando!). Si los preferís más hechos, pues sólo tenéis que dejarlos más tiempo en la plancha. En Chez Lu les ponemos sal en escamas y pimienta recién molida cuando están encima de la plancha, no antes...y a disfrutar!!! Estas setas que hemos utilizado hoy las compramos en Eroski y los champiñones de la variedad portobello también. Podéis utilizar cualquier seta que encontréis en el supermercado, aunque rara vez, por desgracia hay variedad.
Para comprar los solomillos lo mejor es "tirar" de carnicero de confianza, o comprar los que lleven la etiqueta de la IGP Ternera Asturiana, sólo así garantizaréis que es ternera asturiana. Lo podéis maridar con un buen vino tinto, por ejemplo, y preparar pan en abundancia para mojar la salsa que está buenísima. Si no tenéis sal en escamas (se compra en casi cualquier supermercado) podéis utilizar sal gorda o normal, aunque gana mucho más con sal en escamas (si la compráis seguro que la utilizaréis para un montón de platos más). Hace ya unos años, comiendo en el restaurante "Al Son del Indiano" en Malleza, Salas (por cierto, lugares muy recomendables, tanto el restaurante como el lugar plagado de casonas indianas) descubrí las croquetas líquidas. Jamás había oído algo así. Y por si fuera poco raro, aquellas croquetas líquidas eran de ¡ortigas!. El caso es que estaban buenísimas, y desde entonces siempre quise experimentar y elaborarlas en casa. Hace poco descubrí que durante bastante tiempo fue uno de los secretos de cocina mejor guardados de Ferrán Adriá. Nosotros partimos de la receta del restaurante "Al Son del Indiano", pero lógicamente aportándole los toques personales de Chez Lu, así que las haremos con un Quesu Casín de dos rabiladas y rebozadas en panko (ahora os cuento qué es esto de las "rabiladas" y el panko). Fusión gastronómica total y un resultado que no os dejará indiferentes. -600 mililitros de nata líquida de cocina. -2 huevos -Una cebolla dulce pequeña -Un tercio de Queso Casín de dos rabiladas -Panko -4 hojas de gelatina neutra -Pasta filo -Aceite de oliva virgen extra para freir -Sal -Pimienta El queso casín es un queso muy especial, que entre otras cosas, tiene de particular que se amasa con una máquina de rabilar, dos rodillos que giran en sentido contrario. Es un queso muy antiguo que se elabora actualmente en Caso y que a nosotros particularmente nos chifla, eso sí, es de los más potentes que os podéis encontrar en Asturias. El panko es un pan para rebozar japonés, que en vez de ser rallado, está en forma de escamas. Hace un rebozado especial, muy crujiente y muy rico. No es difícil encontrarlo, nosotros lo compramos en Makro. El paquete de 1 kilogramo anda alrededor de los 5 euros. También se encuentra en El Corte Inglés, pero a un precio un poco más caro. Ponemos la nata en una olla. Cuando la cebolla esté pochada, la añadimos a la nata. Cortamos aproximadamente un tercio del quesu casín. En esta ocasión optamos por uno de dos rabiladas de la Quesería El Viejo Mundo. Muy rico y con una textura ideal para las croquetas. Incorporamos el queso a la nata con la cebolla. Comenzamos esta elaboración cortando la cebolla en juliana y poniéndola a pochar en el wok con un chorro de aceite de oliva. Pondremos también las hojas de gelatina neutra a remojo en una pequeña fuente con agua durante una media hora aproximadamente. Lo cocinamos todo. Cuando el queso esté desecho, continuamos poniendo las cuatro hojas de gelatina que estaban hidratándose en el agua. Salpimentamos al gusto y lo cocinamos todo bien hasta que se mezcle y llegue a ebullición, sin parar de revolver para que no se pegue Una vez que la mezcla llega a ebullición, la retiramos del fuego y la pasamos por la batidora para que no queden grumos de la cebolla Lo vertemos en una fuente de horno, lo dejamos enfriar y ponemos film transparente por encima. Lo metemos en la nevera durante al menos 5 o 6 horas, para que la gelatina quede consistente. En cuanto haya tomado consistencia, lo sacamos de la nevera y comenzamos a hacer las minicroquetas. Cortamos la pasta filo en trozos cuadrados y cortamos la gelatina de quesu casín también en pequeños cuadrados. Es importante que las croquetas sean pequeñas (no las hagáis tan grandes como en las fotos), porque recordad que es una croqueta totalmente líquida por dentro y se tiene que comer de un sólo bocado (si no, al comerla salpicará). Envolvemos los cuadrados de gelatina en la pasta filo, como si estuviéramos envolviendo un regalín ;) Batimos los dos huevos y ponemos el panko en otra fuente y vamos pasando los paquetinos primero por huevo y después por panko (vamos, lo que viene siendo "rebozar"). Ya sólo queda freír, pero no penséis que es lo menos importante de toda la elaboración. Hay que freir las croquetas en aceite muy muy caliente, y tened muy en cuenta que fríen, como yo suelo decir en "cero coma". Hay que meterlas y sacarlas prácticamente a los pocos segundos porque si no comienzan a soltar el relleno Si el aceite está muy caliente, las metemos hasta que doren en unos segundos y sacamos con la espumadera rápidamente. El resultado, aquí lo tenéis...unas croquetas de contrastes, super crujientes por fuera y totalmente líquidas por dentro, con un saborín a quesu casín riquísimo. Esta vez las servimos con un poco de mermelada de arándanos, aunque no necesitan acompañamientos, y optamos por un Ribera del Duero crianza porque no teníamos stock de Cerveza Caleya en la despensa :( (Bueno, ese día, como veis, también nos metimos entre pecho y espalda unos escalopines de ternera con pimientinos asados y con el quesu casín que nos sobró elaboramos una salsina que deliciosa para los escalopines). Para hacer esta receta sólo hay que tener una cosa: ganas.
No es difícil aunque os lo pueda parecer, y los ingredientes se encuentran fácilmente. Merece la pena. Recomendaciones: Muy muy importante, comerlas de un sólo bocado, os aseguro que la alfombra de vuestro comedor os lo agradecerá ;)
En Chez Lu nos encanta el pescado, el olor a mar, caminar por el puerto, ver las nasas y las barcas de los pescadores, y cuando tenemos la ocasión de comprar un buen pescado, no lo dudamos. Esta semana pudimos hacernos con una estupenda chopa de Puerto de Vega, así que aquí la tenéis. Saborín a mar en vuestras mesas. Ingredientes para dos personas: - Una chopa de 3/4 de kilo aprox. - Aceite de Oliva Virgen Extra. - Sidra natural (la de escanciar). - Pimienta recién molida. - Un pimiento rojo. - Dos cebollas pequeñas. - Dos patatas grandes. - Tres dientes de ajo. - Medio limón. - Perejil fresco. - Sal. Para l@s que no controléis muy bien el tema de los pescados, deciros que la chopa también se conoce con el nombre de xargo o sargo. Comenzamos a elaborar este plato de chopa a la sidra, picando la cebolla, el pimiento y el ajo en juliana, ya sabéis, en pequeños trozos. A continuación ponemos aceite de oliva en el wok y vertemos todas las verduras que hemos picado. Lo dejamos pochar lentamente, removiendo constantemente. Nos gusta mucho cocinar las verduras en el wok porque les da un punto entre frito y cocido manteniendo esa jugosidad que nos encanta, además de resultar mucho más ligero porque utilizamos menos aceite que en una sartén normal. Si no tenéis wok, no es problema, podéis utilizar vuestra sartén y pochar como es habitual. Mientras se pochan las verduras, lavamos y salpimentamos la chopa y la ponemos en la fuente de horno donde la vamos a asar. Posteriormente vertemos todas las verduras pochadas y sus jugos por encima de la chopa y regamos con unos buenos chorros de sidra, asturiana, of course! Cortamos el medio limón en rodajas y éstas a su vez en medias lunas y las ponemos encima de chopa en unos pequeños cortes que habremos hecho para incrustarlos bien. Picamos el perejil bien fino y espolvoreamos por encima en el toque final Introducimos la chopa en el horno a 180 grados durante aproximadamente 50-60 minutos, pero esto, como siempre, ya sabéis, que cada uno vaya controlando la cocción. Mientras la chopa se hornea, vamos a preparar la guarnición de patatas panadera. Para ello, pelamos las patatas y las cortamos en rodajas de aproximadamente medio centímetro de grosor, las salamos y las freímos en aceite lentamente. Cuando estén tiernas, las sacamos a un plato y en la última media hora de horneado las colocamos en la fuente junto con la chopa para que se asen y tomen los jugos del pescado. Ya sólo queda emplatar, servir y disfrutar del plato :D Es fácil, fácil, fácil. Una receta de estas que sólo necesitan buena materia prima. Se hace en una hora y media aproximadamente y el resultado es muy bueno.
Os aconsejo hacerla con sidra y no con vino blanco porque sale bastante mejor. Últimamente, estoy sustituyendo el vino blanco por la sidra en casi todos los pescados que hago y me resulta mucho más sabroso. La sidra no la podéis cambiar por otra bebida, pero el pescado sí. Esta receta admite también lubinas, doradas, incluso xarda ¡que estamos en temporada!. A ver si os gusta y disfrutáis tanto como nosotros. Ideal como aperitivo, para una de esas cenas de picoteo con los amigo@s en casa, como una entrada para un plato más fuerte e incluso para llevar y disfrutar en una "gira de prau". Hace años aprendí a hacer patés con una receta que me pasaron. La base es siempre la misma: leche evaporada, nata líquida y huevos. Al principio los hacía de queso Cabrales, y poco a poco fui innovando e incorporando otros ingredientes que dan mucho juego: morcilla, pimientos del piquillo... hasta que llegué a los puerros. - Un manojo de puerros (unos tres sin la parte verde). - Un vaso de leche evaporada. - Medio vaso largo de nata líquida para cocinar. - Dos huevos. - Sal. - Pimienta. - Aceite de Oliva Virgen Extra. Para empezar, hay que limpiar los puerros muy bien. Para ello les quitamos la parte verde y las raíces, les hacemos un corte vertical y lavamos las hojas muy bien bajo el chorro de agua del grifo para eliminar toda la tierra y arena que puedan contener entre las capas. Los escurrimos y los cortamos en aros Ponemos un buen chorro de aceite de oliva en el wok y pochamos el puerro. Cuando esté listo, colamos el aceite y los pasamos a una fuente U olla. Incorporamos el vaso de nata, la leche evaporada y los dos huevos frescos. Añadimos sal y pimienta recién molida al gusto. Batimos con la batidora hasta que quede todo bien fino. Si notamos que la mezcla queda un poco densa, podemos echar un poco más de leche evaporada o leche normal Una vez hecha la mezcla la vertemos en los recipientes en los que la vamos a hornear. En esta ocasión hemos optado por vasos de flanes desechables y unas pequeñas ollas de pyrex de más capacidad que nos permitirán dos opciones de emplatado. Estos recipientes los tenemos que meter en el horno al baño maría. Para ello utilizaremos una fuente de hornear más grande, los meteremos dentro y la rellenaremos con agua caliente. Y finalmente metemos en el horno a 180 grados durante unos 40-45 minutos. Para saber si el paté está hecho, introduciremos la hoja de un cuchillo. Si sale limpio, el paté está hecho, si quedan restos de la mezcla, todavía no se ha cocido totalmente y habrá que dejar unos minutos más en el horno. Una vez horneado, dejamos enfriar, a la nevera un par de horas para que acabe de tomar consistencia y ... ¡listo para zampar!. Podéis hacer vosotros mismos unas tostadas para untarlo con pan que os haya sobrado de días anteriores tostándolo en el horno o en la tostadora o comprar en el súper una de las múltiples opciones de barritas, biscotes, picos, etc. Esta vez, nosotros, lo hemos acompañado con una salsa de queso azul, pero sin ella está requetebueno igualmente. ¡Este plato no es que sea fácil, es que está chupao! Y además es súper económico. Si tenéis una cena entre amigos, os luciréis ofreciéndolo como entrante. Aguanta varios días en la nevera, así que lo podéis hacer tranquilamente el día antes, aunque como veis no lleva mucho tiempo.
¡¡Venga, a por él!! ;) Quizá no salga tan bien como la que hace una madre, porque esa es insuperable. Pero con esta fabada con marisco ¡el éxito está asegurado! Normalmente este potaje lo suelo hacer con otro tipo de faba, con la "roxa asturiana", pero el fin de semana, paseando por el Mercado Ecológico y Artesano de Gijón, encontramos unas fabas ecológicas de "Huerta la Vega" con una pinta estupenda, así que me vine a casa con medio kilo y modifiqué un poco la receta. ¡¡Vamos allá!! Ingredientes (para 5 personas): - Medio kilo de fabes I.G.P Faba Asturiana. - 15 langostinos grandes. - 300 gramos de almejas. - Media cebolla mediana. - Medio pimiento rojo mediano. - Tres dientes de ajo. - Pimentón. - Sal. - Aceite de Oliva Virgen Extra. - Una hoja de laurel
Sólo queda emplatar, servir y disfrutar del sabor de la huerta y la mar. A nosotros, les fabes nos parecen que están más ricas de un día para otro. El caldo engorda un poco y cogen más sabor.
Son muy fáciles de hacer y aunque parezca que llevan mucho tiempo, cocinar este tipo de fabes no dan tanto trabajo como parecen, ya que la mayor parte del tiempo es de cocción y mientras se están cociendo, se pueden ir haciendo otras cosas. Es importante que compréis fabes de calidad, y una garantía es que lleven el sello de la IGP Faba de Asturias, así nos aseguramos que lo que estamos comprando es faba asturiana, producida y envasada en Asturias. En el mercado se venden muchas que vienen de otros países. Y si son ecológicas como éstas, mejor que mejor. Comprando fabes ecológicas con sello del COPAE garantizamos que se han producido sin sustancias químicas (insecticidas, funguicidas, herbicidas,...) y que no han sido modificadas genéticamente. http://www.copaeastur.org/ http://www.faba-asturiana.org/
Tiene buena pinta, ¿verdad? pues es muy sencillo, nutritivo y rico, rico, rico. Os contamos como lo hemos hecho. Sinceramente, los arroces nunca se me dieron bien. Siempre que preparo un arroz con pollo o con marisco, acaba el arroz en plan "mazacote". Nunca consigo que el grano me quede suelto y desconozco los motivos :( Decidí probar con este risotto, cuando compré unos platos especiales para este tipo de arroz... Así es Chez Lu, idea una receta para estrenar unos platos y sin querer sale este risotto que... si queréis sorprender a alguien, no lo dudéis, este es vuestro plato. Para dos personas (dos raciones abundantes): -Taza y media de arroz -Caldo de verduras (agua, un trozo de cebolla, un trozo de ajo puerro, tres zanahorias y sal) -Setas -Cinco lonchas de jamón serrano -Un trozo de queso García Baquero Curado Reserva. -Para el sofrito: un trozo de puerro, un trozo de pimiento rojo -Aceite de oliva virgen ext -Sal y pimienta -Pimentón -Perejil en especia Lo primero que debemos hacer es el caldo casero de verdura, para ello ponemos en una olla, un litro de agua aproximadamente, sal, un trozo del puerro previamente lavado en el grifo eliminando muy bien los restos de tierra y arena, un trozo de cebolla, las tres zanahorias peladas, un chorro de aceite de oliva y sal. Esto tardará en cocer todo algo menos de una hora (para comprobar que está listo, las verduras tienen que estar muy tiernas). Después hacemos el sofrito. Picamos otro trozo de puerro y las setas en pequeñas tiras, el pimiento en pequeños trozos y lo ponemos en el wok regado con un buen chorro de aceite de oliva. Cuando vaya cogiendo color, colamos el caldo y echamos en el wok las verduras que teníamos en la olla para que se sofrían con el resto de ingredientes (la zanahoria la ponemos en rodajas y la cebolla y el puerro simplemente lo deshacemos) y el jamón en tiras. Cuando esté todo pochadino, añadimos las tazas de arroz y mezclamos todo muy bien. Añadimos el caldo de verduras y el pimentón y dejamos que se haga el arroz en el wok revolviendo hasta que coja la textura melosa que es el secreto de este plato. Mientras se hace, ponemos aceite de oliva en una sartén pequeña, cogemos la parte verde del puerro y la troceamos en tiras largas. Cuando esté el aceite bien caliente añadimos las tiras y cuando estén doradas las sacamos a un plato. Rallamos el trozo de queso curado. Recomiendo esta marca y en concreto el queso reserva. Aunque es un queso industrial, está muy muy bueno. En cuanto el arroz empiece a coger el punto meloso (para eso lo probamos las veces que haga falta), le echamos el queso que hemos rallado y lo vamos revolviendo todo bien hasta que se funda con el arroz. El rissotto coyán está listo para emplatar. En esta ocasión optamos por unos platos especiales para rissotto. Los ví en una tienda de manaje low cost de Oviedo, y no se me resistieron. Colocamos la cantidad que deseemos en el fondo de plato y adornamos con las tiras fritas de puerro y espolvoreamos con perejil. Este es un plato sencillo. Si hacéis el caldo de verduras previamente, tardaréis algo menos de una hora en prepararlo.Los "antiverduras" estaréis pensando que lleva demasiado verde. Obviamente lo lleva, no os vamos a engañar, pero el resultado es sorprendente, ¡¡repetiréis seguro!!
El caldo se puede mejorar añadiendo un hueso de jamón ibérico, pero, en fin...ya se sabe...eso si tenéis la suerte de que alguien os regale un pata negra ;) Ah! A este plato le va muy bien un vino rosado. A nosotros nos encanta el rosado de Enate. Bueno os dejamos, que tenemos un entrecot troceado esperando en la plancha... :) La inspiración me llegó un día en el restaurante italiano La Nonna (Gijón), probando la pizza piamontesa (queso Gorgonzzola, cebolla, nata, ...), y pensé que esta receta tenía fácil exportación en versión asturiana al recetario de Chez Lu, et voilá!! (o mejor dicho "E'qui che!" - Para la masa: 2 tazas de harina de trigo y 2 tazas de harina de maíz, 3 cucharadas de aceite de oliva virgen extra, medio sobre de levadura química, una cucharadita de sal, agua y un poco de leche. Las cantidades orientativas, las masas nunca se me dieron bien ;) - Para componer la pizza: jamón de york, tomate casero (tomate, cebolla, aceite de oliva, sal y azúcar), cebolla, queso azul suave, manzana, queso de barra en lonchas, orégano y albahaca. Hacemos la masa, poniendo en una fuente grande las harinas mezcladas y la levadura tamizada, añadimos las cucharadas de aceite de oliva, el agua y la leche. Ligamos todo y amasamos muy bien con las manos. Lo dejamos reposar una media hora aproximadamente. A continuación amasamos bien con el rodillo varias veces y damos forma a nuestra base de pizza. En esta receta he preferido mezclar los dos tipos de harina para dar un toque más asturiano, y que nos recuerde un poco el sabor de los clásicos "tortos de maíz". Empaparemos la bandeja del horno en aceite para que no nos pegue y cuando tengamos la masa lista, pondremos por encima el tomate casero. Esta vez, el tomate lo he traído de casa de mi madre, que lo hace como nadie. Imposible igualarlo, será por los tomates y las cebollas de casa, será por la combustión en cocina de carbón y leña, o será porque !!cocina genial!!, no lo sé, el caso es que no tiene parangón. Después del tomate, ponemos el jamón de york, el queso en lonchas (queso de barra de Oscos, perfecto para esta pizza, tiene mucho sabor y funde muy bien) Añadimos , los trozos de manzana roja, y el queso azul desmenuzado. Yo suelo poner un suave, como La Peral. También se puede poner uno de tres leches de forma cúbica que venden en las tiendas de Crivencar, o el Peralzola de La Peral, que son quesos azules suaves pero con bastante carácter. Y para finalizar, espolvoreamos con albahaca y orégano. Horneamos hasta que todo el queso esté bien fundido y fusionado y la masa dorada Y ya no tenemos más que sacar la pizza del horno, y servir. No esperéis una gran masa esponjosa, no saldrá así. Ésta será más bien fina y crujiente, pero de resultado muy bueno. La combinación de queso azul, manzana y cebolla os va sorprender...y si no ya nos lo diréis. Esperamos vuestros comentarios....
Ah, insistimos, las cantidades para la masa siempre son orientativas...Recordad, procurad que os quede una masa más o menos manejable!! ;) |
|